El 28 de junio pasado asumieron las alcaldesas y alcaldes que triunfaron en las elecciones de mayo. La renovación de mando en importantes comunas anticipa cambios en la relación de las inmobiliarias con los municipios, en un contexto que invita a repensar qué tipo de viviendas, barrios y ciudades necesitan sus habitantes.
¿Los ejes centrales de las nuevas alcaldías a nivel urbano? En general, prima una mirada centrada en las personas, donde los barrios son el eje de la vida comunal; con el foco en la gente y el entorno, se privilegian desarrollos inmobiliarios respetuosos del patrimonio y los espacios, que se integren a la comunidad añadiendo valor a los lugares donde se emplazan.
Tres de las comunas de mayor dinamismo inmobiliario -Santiago, Ñuñoa y Viña del Mar- cambiaron de alcaldes. Las nuevas autoridades han manifestado su preocupación por el tema y se espera que pronto redefinan los lineamientos de edificación para cada comuna, con reglas claras y una planificación que permita cumplir con la creciente necesidad de vivienda de las familias.
Sus decisiones estarán cruzadas por una consistente alza en la demanda inmobiliaria, donde la pandemia ha impulsado cambios radicales en las prioridades de quienes buscan propiedades para vivir y/o invertir.
En un mundo que necesariamente funcionará de manera distinta, nos encontramos en un punto donde la calidad de la vivienda y la construcción a escala humana serán prioritarios para mantenerse en el mercado inmobiliario. Los nuevos escenarios y requerimientos de las autoridades locales -y sobre todo de las personas-, harán imprescindible compatibilizar la escasez de terrenos para la construcción con la protección a los barrios y el patrimonio. La demanda por algo tan esencial como la vivienda de calidad es, entonces, quizás el gran desafío de las autoridades recién asumidas y de todos los actores del mercado.