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Inversiones superiores a 50 mil millones de dólares contempla el desarrollo del Plan Nacional de Infraestructura para la Movilidad 2020-2050. Poco antes de dejar el cargo, el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, destacó el avance de lo que definió como “la carta de navegación” para potenciar el crecimiento a largo plazo del país.
El plan se sustenta en tres grandes ejes: eficiencia económica, equidad territorial e impacto medioambiental. Entrevistado por El Diario Financiero, Moreno proyectó que la ejecución de ciertas obras “aportarán al crecimiento del PIB, con mayor competitividad y productividad entre las empresas vinculadas a los sectores portuario, vial, ferroviario y aéreo”.
Entre las obras que serán concesionadas varias aspiran a descongestionar las ciudades y mejorar los tiempos de traslado de las personas. Por ejemplo, en la zona central se proyecta la construcción de tres autopistas en el eje norte-sur, y docenas de carreteras secundarias. En el Gran Santiago, Gran Valparaíso y Gran Concepción, en tanto, ya se encuentran en etapa de estudio extensas rutas orbitales que rodearán a los centros urbanos para sacar el tráfico de sus calles.
En cuanto a aeropuertos, el plan contempla la construcción de nuevos terminales de pasajeros para Atacama, La Araucanía y Santiago. En este último caso, se espera concesionar la obra cuando la actual infraestructura llegue al máximo de su capacidad, lo que se estima sucederá en la década de 2030.